6 de mayo de 2012

¿Y ahora me pides que sea clara? ¿Cómo pretendes que lo sea? Joder, pues si que eres torpe. Te digo todas las noches "quédate", y aún así quieres que me explique. Te digo "tonto" con una estúpida sonrisa en la cara. Y sigues pretendiendo que sea más clara. Tengo miedo, ¿no te das cuenta?
Tengo miedo a que todo esto cambie. Que no sientas lo mismo y solo quede como una idiota que parece apoyarse algo que no existe. Que te haga daño, después de todo lo que ha pasado.
Pero nada, sigues igual de idiota, pasando del tema, aunque yo intente volver a él cada vez que tengo la oportunidad.
Ya no sé que hacer, joder, soy una estúpida chica de 15 años enamorada de un estúpido chico perfecto y maravilloso cuyo único fallo es ser del equipo de fútbol contrario.
Y no sé si el problema es que no te das cuenta o es que no quieres darte cuenta. No creo que tenga que dártelo todo masticado. Eres más listo de lo que aparentas.
Y sí, puede que sea injusta pretendiendo algo que no tienes por qué hacer o quizá porque no quiero dejártelo todo "claro". Pero tú tampoco eres justo.


30 de abril de 2012

17. Marzo

Bueno... aquí estoy... yo... mis lágrimas sobre el teclado y tú sigues ahí... impasible.
Una tarde de discoteca, yo aún no había superado lo del primer día del mismo mes, pero accedí. "Solo vamos a bailar, y si pillamos, mejor" decían mis amigas, ajenas a lo que yo, sola, estaba pasando.
Y allí estaba yo, entre la multitud de personas bajo la música comercial que me producía un horrible dolor de cabeza. "Quiero irme a casa" os dije, una y otra vez, pero pensabais que estaba mejor allí, con vosotras.
Tu mirada y la mía se cruzaron. Y así, sin que me diese cuenta, te acercaste poco a poco a mí, por detrás, moviendo las caderas al compás de la música. Y los dos, cuerpo a cuerpo, bailando, yo perdida en tu mirada, profunda como el mar, pero a la vez misteriosa. Tu sonrisa picarona me invitaba a probar esos labios tuyos. Acepté, y me adentre en un mundo de sensaciones, solo tu y yo, bajo las luces de colores de aquella discoteca ese 17 de marzo. En ese momento en el que tu mano recorría mi espalda y me apretaba contra tu pecho, pensé que la tontería de liarme con uno en una discoteca y nada más no iba a ser posible. Escuchaba mi nombre, mis amigas llamándome, pero absorta en tus labios no les presté atención. Hasta que me separaron de ti, de esos labios perfectos y de ese movimiento de cadera, irresistible.
Ya no volví a verte en toda la tarde. Cuando ya me iba, un tirón de brazo hizo que tus labios y los míos volviesen a encontrarse.
Y a partir de ahí una nueva historia empezó, que me llevaría a locura.
Como todo, muy bonito al principio, y ya casi llegamos al final. Y no precisamente porque yo quiera.



8 de marzo de 2012

1. Marzo

Ya decía yo que tanta perfección no podía ser real, ¿cómo podía tener yo tanta suerte al encontrar a alguien como tú? No era posible.
Todo empezó un jueves por la tarde. El plan ideal: salir de clase y pasar la tarde en el parque; quedamos en que allí lo que surgiese ¿no?
Sería la cuarta vez que nos veríamos. Pero esta vez sería diferente, sería especial.
Nos saludamos entre sonrisas tontas, el silencio nos invade, solo los comentarios del grupo consiguen romper este momento. Después de un cuarto de hora sin saber que hacer ni que decir, solo cruzamos miradas, cómplices, esperando a que uno de los dos diese el primer paso.
Todo gracias a ella. Decidió que lo mejor era ponerse los cascos con la música a todo volumen. "Yo no estoy" dijiste; amiga, sabes que eso no iba a funcionar, pero aún así... te lo agradezco.
Unos simples chicles, mi única esperanza. Camino al kiosco, conversaciones de besugo, como tema principal: las clases.
Decido que ya es el momento, que no puedo esperar más, la última oportunidad se me escapaba entre los dedos y entonces las palabras salen casi susurrando de mi boca, deslizándose por mis labios y digo lo único que se me ocurre: "Tengo algo que decirte, y confío en que no se lo digas a nadie"
El sí rotundo se escapa a través de tu sonrisa. Y el mundo se para cuando un abrazo de esos que no quieres que se acaben nos une. "Eres el primero" digo, sin más preámbulos, sin más tonterías, sin más esperas, sin más...
Y es cuando dices esas tres palabras que atravesaron mi alma: "Cierra los ojos"
Eso hago, los cierro y bajo la sombra de un naranjo a las siete y media de la tarde del primer día de Marzo nos unimos, en un profundo e inspirador beso.


La magia se acaba cuando no siento nada. Todo ese sueño que tenía desde que supe el significado de la palabra amor, se esfuma como el humo de un cigarro que se consume lentamente. Aquello por lo que luché por mantener hasta el momento justo desde niña, se termina y me doy cuenta de que me equivoqué y que me he traicionado a mi misma haciendo algo que nunca imaginé que llegara a pasar.
Abro los ojos, ya pasó.
Y ahora solo me queda fingir que fue "bonito", tal y como pensé que sería, aunque por dentro me esté muriendo de rabia por perder algo que nunca podré recuperar con alguien a quien no amo, ni amaré jamás.